Son las dos de la madrugada y aquí estoy, tumbado en mi habitación con la mirada perdida y la mente en blanco, casi vacía.
Vacía… como las dos mesillas de noche que hacen compañía a esta cama tan amiga y tan querida, esta compañera mía de dichas y desdichas, que me abraza en las noches frías, que escucha y calla, que seca mis lágrimas y guarda mis sueños y secretos, que me da y no me quita. Esta cama que siempre fue mía, tan agradecida siempre, con su sábana, manta y colcha con la que me cubre día tras día, que jamás se queja por la oscuridad o claridad, como ahora, que tan sólo la ilumina la pequeña pantalla de ese ordenador maltratado ya por el tiempo. Ese trasto… que yace despistado encima de esa mesa de madera llena de carcoma, regalo de mi abuelo y desde siempre… apartada en esa esquina y testigo mudo de lo que ahí pueda pasar.
Dejo que pase el tiempo, el silencio me adormece…
De pronto, un sonido del ordenador me saca de mi letargo.
Un sonido que parece decirme: ¡Ven, corre a mi encuentro!
Me levanto rápido.
Esa silla tan vieja pero tan cómoda, me invita a sentarme.
Un mensaje aparece en la pantalla… el mismo mensaje durante las últimas cuatro semanas:
“Te amo, sueña conmigo”.
¡Dios que locura!... ya es como una droga, todos los días a la misma hora.
¿Quien será esa mujer sin rostro, sin cuerpo, que sólo me regala sus palabras?
Palabras que llegan de no de donde, pero que se me meten tan profundamente en el corazón… que roza mi locura.
Apago el ordenador y me hundo en silencio en mi cama, intento dormir soñar sentir o morir de pena.
Las palabras revolotean en mi cabeza…“Te Amo Sueña Conmigo”…
Cierro mis ojos y Morfeo se apodera de mí.
Pronto aparecen mil imágenes como queriendo jugar al escondite, vienen se van aparecen y desaparecen, todo es como un gran puzzle.
Intento controlar mi sueño y en un momento y entre las imágenes… aparece una figura de mujer.
Quizás rubia... no no, morena…. Dios, no lo sé…. serán las sombras…
Me fijo mejor y veo su sonrisa, sus labios finos, boca entre abierta… ¿Quien eres?
La oscuridad me envuelve y aun así puedo ver esa figura estilizada de mujer como desaparece lentamente sin mirar atrás.
Continuara………..
…Carlos Ortiz V…