PAGINA SIGUIENTE

lunes, 1 de octubre de 2012

LA MOCHILA, EL ANCIANO Y LA VIDA


Me siento tranquilo.
La brisa del mar viste mi cuerpo.
El sol me rodea con su calor.
Piedras mojadas por el agua salada me hacen compañía.
Atrás de mí… ese camino que me condujo, a este lugar tan apartado del mundo pero tan lleno de vida.
Enfrente… olas majestuosas susurrándome al oído.
Que momento tan único y especial.
Sin apenas fuerzas y sentado en la arena… sólo me quedan ganas de descansar por el largo recorrido.
A mi lado, una mochila descolorida, rota por el paso del tiempo.
Mochila llena de historia, testigo fiel, compañera de viaje por senderos de vida.
Esa…que intenta anclarme al sitio por el peso recibido.
Un cangrejo se detiene ante mí.
No me presta atención, mira, excava y se vá marcha atrás.
Se alarga el momento.
Parece detenerse el tiempo.
De pronto, sin saber de donde, un anciano andrajoso se va acercando lentamente como alma en pena.
Siento como sus pies lentos y pesados van surcando la arena a su paso.
Pelo alborotado.
Barba amarillenta y descuidada.
Cara y cuerpo deteriorado por los años transcurridos.
Manos curtidas por avatares de la vida.
Como único compañero… un saco raído pesado y viejo.
Llega a mi vera y sin cruzar palabra se sienta a mi lado.
Sus ojos profundos y cansados, se clavan en los míos.
Nuestros pensamientos se abrazan entre si.
Intenso silencio, mágico momento que se rompe al vaciar el saco.
Contenido que me sobresalta, por ser el mismo de mi propia mochila.
Noto como si quisiera preguntarme porqué llevo lo mismo que él.
Intento recordar los motivos que me hicieron guardar cada cosa.
Después de un momento de reflexión, le explico:
Guardé el sol por necesitar su calor.
El mar para calmar mi sed.
La roca por su dureza.
La noche por su silencio.
El día por su hermosura.
El árbol para que me dé sombra.
La huerta para saciar mi hambre.
La ira para cuidarme de mis enemigos.
El amor para compartirlo con mis amigos.
Noto que me manda callar y con gran ternura me susurra al oído:
Si no cambias terminarás como yo.
No podrás avanzar por el tiempo por la carga recogida.
No te empeñes en cargar con la vida.
Simplemente intenta vivir y disfrutar de ella.
Me levanté abandonando a esa compañera mía que guarda tal cantidad de vida.
Y al mirar para atrás no vi, ni anciano, ni saco, ni mochila…
Sólo noté el recuerdo de mi propia visita.

....Carlos Ortiz V....

2Safe Creative #1005266420530
1
Safe Creative #0905253718309

5 comentarios:

  1. No te empeñes en cargar con la vida.
    Simplemente...
    vívela,
    disfrútala.

    Al mirar atrás no verás,
    ni anciano,
    ni saco,
    ni mochila…

    Sólo el recuerdo
    de lo que fue tu visita.

    Simplemente...
    vívela.

    ResponderEliminar
  2. El problema es que "ya soy" ese anciano cansado, sin apenas fueras para cargar, ese saco lleno de tanto tiempo perdido, de ultimas bocanadas de vida. Ese anciano que se agarra a ese amor, a esa mano amiga, a ese te quiero, a esa dulce mirada que arranca una sonrisa,a la esperanza que no llega.....

    ResponderEliminar
  3. Has hecho tantas cosas... la vida siempre pesa, para mi es importante leerte y darme ánimos en este nuevo camino que ideé.

    Espero conocerte amigo de Blanco y Negro, aunque...
    Julia'H

    ResponderEliminar
  4. Cuantas vivencias y cuanto sentimiento en tus escritos...

    Ya me lo dijo Julia:
    Carlos...es especial...

    Ánimos, fuerza y mucha energía para ti.

    Todos somos compañeros del mismo viaje.

    Un fuerte abrazo,

    Elizabeth Sandoval

    ResponderEliminar
  5. Nada de especial Elizabeth... Lo que pasa, es que Julia lo ve bajo el prisma de la amistad y eso distorsiona un montón.
    "Especiales" son... aquellas personas que sienten con lo que yo siento, que dejan caer una lágrima junto a la mía... recorriendo caminos escritos, cobijandose con el mismo árbol, tropezando con la misma piedra, bebiendo del mismo rió. Esas personas son... las que se merecen ser "especiales".
    Un saludo y gracias por tu comentario y ser participe en el camino.

    ResponderEliminar